Somos indiferentes, insensibles. El gas, el agua potable, nuestros caprichos, nuestra televisión, nuestro teléfono móvil, nuestro ordenador, nuestro mobiliario, nuestra cómoda y calentita cama, etc, etc… Y ¿Somos felices? No. Deseamos tener más…y mas quién sabe para qué?. Pero queremos más. Es tan ilimitado el egoísmo y la insatisfacción, que parece que nunca llegamos a obtener lo que deseamos.
Es imposible determinar un número exacto para la cantidad de personas que son pobres, pero se conoce que más de mil millones de seres humanos subsisten con menos de 1$ al día. ¿Con cuánto seríamos capaces de sobrevivir nosotros a día de hoy?
Al pensar que hay millones de niños que viven así? Se llena mis ojos de lagrimas al recordar cuantas veces dejamos un plato a medio comer en la mesa es una mezcla de rabia, impotencia, lástima… No sé.
Es la realidad. Personas que tienen tanto y que aspiran a mucho más. Y otras que no tienen nada, ni tan siquiera sueños posibles de alcanzar. Vivir una rutina, dónde lo único que importa es sobrevivir, aguantar la desesperación de comer, de beber agua, la exasperación del cuerpo. Debe de ser algo… indescriptible.
Tenemos tanto, somos un mundo lleno de riqueza... Pero porque tanta diferencia? Porque tanta gente que muere por no tener nada que comer? Porque si todos somos hermanos y vivimos juntos respirando un mismo aire?
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